Paises con investigadores pero sin ciencia

En Latinoamérica no tenemos, ni jamás hemos tenido, ni vamos en vías de tener Ciencia, en el sentido moderno de la palabra. Más aún, ni siquiera los chinos y los árabes la tuvieron, pues es un desarrollo de los países que hoy integran el llamado Primer Mundo. Pero la polisemia de las palabras confunde a la gente, que sigue cometiendo el costosísimo error de usar "conocimiento", "ciencia" e "investigación" indistintamente.
Debo entonces aclarar el punto, no sea cosa que también los investigadores caigamos en la tontería popular de creer que ser científico consiste en calarse anteojos gruesos de carey y usar aparatos complicados.

La Ciencia es antes que nada una manera de interpretar la realidad. No depende de qué conoce (de lo contrario, el Ayatola Jomeini que conocía de aviones a reacción y TV en colores hubiera sido mejor científico que un físico del siglo pasado), ni de que sus enunciados sean verdaderos (si afirmo que en el auditorio hay 67 personas, porque Dios me lo ha revelado, mi actitud NO es científica ni aún en el caso de que sea cierto que hay 67 personas), sino de cómo lo conoce. El conocer científico rechaza el Principio de Autoridad, por el cual algo es verdad o mentira dependiendo de quién lo diga: la Biblia, el papa, el jefe, el padre. La Ciencia ha forjado un espacio laico en el que todo debe ser argumentado, demostrado y, aún así, se acepta con carácter provisorio, hasta tanto no llegue algún colega a demostrar que hubo un error, o un genio a cambiar las bases conceptuales en que se basaba la interpretación inicial.